jueves, 8 de septiembre de 2011

Yo. Mi complejidad, impaciencia, soberbia y orgullo. Mis cinco o seis kilos de más, mis manos ásperas y cabeza estrecha. Las revoluciones frustradas, la sonrisa bipolar y ojos cansados de cualquier tarde de domingo. Mis manías, mi rabia, envidia y cada marca de mi piel. Los acordes de mis oídos, la memoria de mi retina y la sequedad en la voz. Los recuerdos marchitos, cada vez que mis ideas volvieron a bailar… mi frialdad, sencillez y pasión. Las dudas, insultos que aún hieren, miedos e inseguridad. Mi ambición, mi ceguera, luchas inacabadas y palabras que olvidé retirar. Los sueños que olvido al despertar y no me dejan dormir. Las ganas de volver, mi prisa por marcharme, mi indecisión, mis comparaciones odiosas y rabias descontroladas. El sabor de la victoria, la amargura escondida de mis derrotas. El ingenio que renace cuando silencio la razón, los errores que no reconoceré, las veces que me enciendo y reviento el corazón. Mi sentimiento apátrida, mi revés emocional. Mi triste búsqueda de la perfección, el año en que la emprendí, el rastro que pueda quedar de aquello. Mi colección de genialidades ajenas, rencor y relaciones obsoletas. Mi furia, amor por mis razones y argumentos interminables. Contradicciones, pensamientos y dulzura ocasional. Mis dobles sentidos, mi forma de decir sin hablar.
Ámame así, tan caótica, tan difícil…tan tuya y tan mía.