sábado, 17 de noviembre de 2012

Noche.



Otra vez, tú. Pasa el día como para quien espera sentado la llegada de la melancolía y te encuentro. Te tengo siempre, en tus dosis, pero siempre. La única que no falló nunca a su cita, tú. Qué insensatos quienes te repudian y eluden la belleza de tu presencia. Aquí, contigo, puedo ser. En la oscuridad, en el silencio, se escucha el eco del pensamiento y las palabras saben más puras. Todo cuanto bañas se torna una calma infinita. Otra vez, y como cada día, la antesala de la rutina y la luz que duele en los ojos. Otra vez y como siempre, llegas tú, noche, y te ansío eterna.

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