Quisiera
coincidir contigo, a cualquier hora, en cualquier momento. Un roce fortuito, un
breve diálogo de nuestra piel. Quisiera que te sorprendieras y exclamaras: ¡Qué
casualidad! Y yo asentiría, sin dejar de mirarte, sin poder acercarme, sin
poder arriesgarme. Sin poder decirte que, en realidad, llevo toda la vida
tratando de chocar contigo. A cualquier hora, en cualquier momento, en
cualquier lugar.
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